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EL PACIFISTA Arthur C. Clarke Entr茅 en el White Hart algo tarde aquella noche, y todo el mundo estaba ya agrupado en el rinc贸n bajo la diana de los dardos, es decir, todos excepto Drew: no hab铆a desertado de su puesto y estaba sentado tras el mostrador, leyendo las obras completas de T. S. Eliot. Abandon贸 The Confidential Clerk lo bastante como para darme una cerveza y explicarme lo que pasaba. -Eric ha tra铆do una m谩quina de juegos hasta ahora ha derrotado a todo el mundo, y Sam est谩 probando suerte. En aquel momento una carcajada general anunci贸 que Sam no hab铆a tenido m谩s suerte que los dem谩s, y me abr铆 paso entre la multitud para ver lo que pasaba. Sobre la mesa hab铆a una caja met谩lica plana del tama帽o de un tablero de ajedrez, dividida en cuadrados de una forma similar a 茅ste. En el 谩ngulo de cada cuadrado hab铆a un conmutador de dos posiciones y una peque帽a luz de ne贸n; el artefacto estaba conectado (dejando, por consiguiente, a oscuras la diana de los dardos), y Eric Rodgers estaba buscando una nueva v铆ctima. -驴Qu茅 es lo que hace esa cosa? -le pregunt茅. -Es una modificaci贸n del juego de las cruces y los c铆rculos. Shannon me lo mostr贸 cuando estaba en los Laboratorios Bell. Lo que tiene que hacer uno es completar el camino de un lado del tablero al otro, digamos por ejemplo de norte a sur, conectando esos conmutadores. Imag铆nate que esa cosa forma una trama de calles, si quieres, y que esos neones son las luces de tr谩fico. T煤 y la, m谩quina os altern谩is en los movimientos. La m谩quina intenta bloquear tu camino construyendo uno propio en la direcci贸n este-oeste: los peque帽os neones se encienden par