（外文电子版资料）Arthur C. Clarke - La Luz de las Tinieblas.pdfVIP

La Luz de las Tinieblas Arthur C. Clarke No soy uno de esos africanos que se averg眉enzan de su tierra porque en cincuenta a帽os ha progresado menos que Europa en quinientos. Pero si en algo liemos dejado de avanzar lo de prisa que deb铆amos, se debe a dictadores como Chaka; y por eso, s贸lo debemos reproch谩rnoslo a nosotros mismos. Si la culpa es nuestra, tambi茅n ser谩 nuestra la responsabilidad de remediarlo. Es m谩s, yo ten铆a razones m谩s poderosas que la mayor铆a para desear destruir al Gran Jefe, al Omnipotente, a El-que-Todo-lo-Ve. Era de mi propia tribu, estaba emparentado conmigo por intermedio de una de las esposas de mi padre, y hab铆a empezado a perseguir a nuestra familia desde el momento en que subi贸 al poder. Aunque no intervinimos en pol铆tica, dos de mis hermanos desaparecieron, y otro muri贸 en un inexplicable accidente de autom贸vil. Mi propia libertad, de eso cab铆a muy poca duda, se deb铆a en gran medida a que era uno de los pocos cient铆ficos del pa铆s que gozaban de fama internacional. Como muchos de mis compatriotas intelectuales, tard茅 en volverme contra Chaka porque pens茅 que como les ocurri贸 a los alemanes en 1930, que tambi茅n se dejaron llevar por el camino equivocado- hay veces en que la dictadura es el 煤nico medio de evitar el caos pol铆tico. Quiz谩 el primer signo de nuestro catastr贸fico error fue cuando Chaka aboli贸 la constituci贸n y adopt贸 el nombre del emperador zul煤 del siglo XIX, de quien estaba genuinamente convencido que era su reencarnaci贸n. A partir de ese momento, su megaloman铆a fue r谩pidamente en aumento. Como todos los tiranos, no se fiaba de nadie y se consideraba rodeado de conspiraciones. Esta convicci贸n ten铆a sus fundamentos. El mundo conoce al menos seis atentados contra su vida, merced a la publicidad que se les ha dado; per